18 Agosto, 2011 - 01:52
CREDITO:Horacio UrbanoEl proceso evolutivo de la estructura urbana de la ciudad de México bien pudiera ser usado como ejemplo para resumir lo que pasa cuando todo se hace mal.
Y conste que lo que hoy vivimos es consecuencia de un siglo XX que dejó como resultado una absurda megalópolis, que durante las décadas recientes ha crecido dos veces en población, pero casi siete en extensión, devorando territorio con modelos de bajísima densidad que mandan a la población a vivir a horas de distancia de trabajos, escuelas y centros de salud en una de las ciudades con peores sistemas de conectividad y transporte público del mundo.
Y así podemos definir a la capital de México como un compendio de fracasos urbanos, es tristemente un modelo que ha sido repetido en muchas otras ciudades del país.
Pero, ¿cuáles son los mayores problemas que enfrenta esta chilanga mancha? Hay necesariamente que presentar no como los únicos, pero sí entre los principales: histórica falta de planeación, haber equivocado el modelo a seguir, la subutilización del suelo, el abandono de la ciudad central, la falta de infraestructura y transporte público adecuados y desatinadas políticas públicas que en diferentes momentos han provocado el encarecimiento del suelo.
La ciudad de México ha crecido siguiendo modelos de bajísima densidad, altamente dependientes del automóvil, la infraestructura vial, los servicios y el transporte públicos; modelos que poco tienen que ver con nuestra cultura, pretendiendo copiar ciudades estadounidenses, alejándose de ejemplos mucho más cercanos, amables y eficientes, como el de las ciudades europeas.
Y esto es evidente cuando se comparan ciudades como Atlanta y Barcelona, ambas con cerca de 2 millones 500,000 habitantes, pero con una demoledora diferencia: la primera ocupa 10 veces más territorio que la capital de Cataluña.
Y a eso hemos llevado nuestras ciudades, aunque con una pequeña diferencia que agrava el problema: nuestra economía nada tiene que ver con la de Estados Unidos.
Por eso es absurdo que en la ciudad de México tengamos densidades de 25 viviendas por hectárea, cuando Barcelona tiene 250 y París incluso 500.
Por eso es absurdo que el modelo de crecimiento de nuestras manchas urbanas parezca resultado de la explosión de una bomba nuclear, cuya onda expansiva marca el crecimiento, dejando en el epicentro de la detonación un hoyo de dona urbano que se vacía y deteriora aceleradamente.
Habría que recordar que se diga lo que se diga, hace poco más de una década que el Distrito Federal prácticamente dejó de crecer en número de habitantes, que delegaciones centrales como Benito Juárez incluso han visto decrecer 5% su población y que el Centro Histórico se ha despoblado 70% en apenas dos décadas.
Y ojo, no hay que olvidar que en estos procesos de descentralización urbana capitalina dos detonantes definitivos fueron la mudanza de la UNAM al Pedregal y el temblor de 1985.
El pasado martes tratamos estos temas en un desayuno más de la serie Desayunando con los Hombres y Mujeres de la Casa, contando con la presencia de Sara Topelson de Grinberg, subsecretaria de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio de la Sedesol, que insistió en la urgencia de cambiar el modelo, apostando en definitiva por la densificación, el rescate de las zonas centrales, el transporte público y devolver la ciudad a sus habitantes haciendo a un lado el automóvil.
El tema es delicado. Apenas 4% de las familias abandona su casa por la inseguridad; 33% lo hace a causa de la falta de transporte y conectividad.
Y una buena noticia en medio de este conflicto chilango es que el Infonavit está promoviendo la redensificación en el DF, incrementando hasta 15% el monto de financiamiento a quienes adquieran una vivienda en proyecto vertical.
El delegado del Instituto en la entidad, Enrique Nachón, explica que para esto hay un programa piloto con una meta de colocación de 3,000 financiamientos, de los que al fin de julio se habían formalizado ya 2,500.
Infonavit va bien en el DF, con un avance de 82.2% con respecto a su meta anual de 17,255 créditos, avance que supone una inversión de 7,967 millones de pesos.
Y otro buen dato respecto de lo que hace el Instituto, que dirige Víctor M. Borrás Setién, en busca de consolidar nuestras ciudades: este año la meta de créditos destinados a vivienda usada se incrementa 10% con respecto al año pasado, lo que implica ya 30% del total de su programa.
Seguimos en contacto a través de mi cuenta de Twitter (@horacio_urbano).
Una critica al modelo de desarrollo urbano que se siguio en Mexico en la segunda mitad del siglo XX, y que a pesar de que se ha comprobado que es equivoca y genera costos y problemas mayores a los que pretende resolver continua siendo aplicada en esta ciudad y muchas otras ciudades del pais. Este modelo se basa en densidades bajisimas, en la expansion horizontal de la ciudad, en incentivar la movilidad individual en automovil cuando solo el 20% de la poblacion tiene automovil y los servicios de transporte publico masivo y de calidad no pueden mejorarse porque la baja densidad de poblacion hace que sea economicamente inviable un sistema moderno y eficaz. Las politicas de financiamiento y los criterios para el otorgamiento de creditos subsidiados por las financieras oficiales generan incentivos perversos que agravan los problemas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario